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miércoles, 16 de diciembre de 2009

La España de las Autonomías. Por Pedro Ramón Sánchez Peinado

Con la Constitución Española de mil novecientos setenta y ocho se abría el periodo más paciíico y de mayor desarrollo de la Historia de España. Con esa Carta Magna se reconocían de facto todos los Derechos aplicables al Ser Humano y se adelantaba a su tiempo creando el Estado de las Autonomías. Éste sistema de configuración territorial y política, ya probado durante la época imperial con Cuba, Puerto Rico o Guinea Ecuatorial, estaba llamado a ser el más novedoso y eficiente sistema para nuestro país. Estaba llamado a ser el mayor movimiento descentralizador que se había acometido jamás en la Nación y que llevaría al país a una realidad de libertades que no tendría parangón en ninguno de los estados modernos del mundo. Asímismo garantizaba la protección judicial del ciudadano, su identidad nacional y autonómica y se le acercaban todos los servicios de la Administración.

De hecho, la Constitución Española preveía, previa consulta en Referéndum, que las regiones españolas pudieran constituirse en autogobiernos mediante un Estatuto de Autonomía . Éstas normas serían desarrolladas en cada región atendiendo a sus particularidades propias y el caracter de su población. También recogería la realidad legislativa que actuaría en cada territorio siempre bajo la tutela y sin posibilidad de confrontación con la Carta Magna. Se creaba así una unión de territorios independientes entre sí pero que, sin embargo quedaban unidos cómo una sola nación con un Gobierno Central cómo nexo de unión. De hecho, casi los únicos problemas provienen del ámbito económico. El dinero que el Estado debe destinar para el desarrollo de los proyectos de cada comunidad varía en función de los movimientos políticos y eso puede crear confrontación entre territorios.

A los que dicen hoy que el Estado de las Autonomías ha fracasado habría que decirles que no son las Autonomías las que lo han hecho sino los gobiernos de los distintos signos políticos que han ocupado sus presidencias. Eso nos da un aspecto de extraña mezcolanza de Reinos de Taifas por el cual unas comunidades no quieren saber nada de las demás. Una comunidad autónoma puede estar más o menos desarrollada pero debemos tener siempre en cuenta que, si no actua de manera conjunta con las demás, nunca se podrá hacer fuerza cómo país y lo que es más peligroso, se acercarán peligrosamente a la vulneración de la Ley Suprema. Esta ley pone, por encima de todo la igualdad de todo español y su no discriminación por ninguna razón. Que una comunidad sea más mimada que otra, supone la vulveración de éste precepto constitucional.

De hecho, las comunidades autonomas han configurado una realidad en el País que podría asimilarse a la de un Estado Federal. Una realidad, además, basada en el progreso, la igualdad y la libertad. A más de cuarenta años de la Dictadura de Franki Franco, el nivel de competencias transferidas se aproxima al cien por cien y España es el Estado más descentralizado de nuestro entorno. Ésta descentralización que puede originar en determinado momento fricciones más o menos importantes son las que impulsan los proyectos más ambiciosos dentro de cada comunidad. Cada una tiende a prestar los mejores servicios al ciudadano y cada una se esfuerza por vender sus recursos de la manera más atractiva para el resto. Ésto es fácilmente comprobable en las campañas turísticas. Se garantiza el libre trasiego de personas, mercancias y capitales y se invierte en infraestructuras, educación y sanidad de manera más cercana y personalizada. Tanto que, casi a excepción de la Diplomacia y el Ejército, todas las demás competencias: Sanidad, Educación, Justicia, Transportes, Agricultura, etcétera se encuentra, a día de hoy, en manos de los ejecutivos autonomicos.

Pero ¿Qué es en verdad el Estado de las Autonomías? Es un sistema administrativo que persigue que en España los servicios de la Administración estén lo más próximos posibles al ciudadano. La descentralización persigue pues que los recursos que dispone el Gobierno Central lleguen de manera mas eficiente al ciudadano. Las comunidades eligen un gobierno de personas que viven en esa comunidad, que conocen la realidad de su territorio y sus necesidades. Reciben estos recursos y los distribuyen de manera que complementen las inversiones del Estado y favorezcan el crecimiento social y económico. La descentralización permite tambien liberar de cargas al Estado pudiendo éste enfocarse en asuntos prioritarios para todos cómo la diplomacia. De esta manera se puede conseguir una mejor proyección internancional que favorezca los intereses generales.

En nuestro país, recordemos, las administraciones son los Ayuntamientos, Las Diputaciones Provinciales, Las Juntas Autonómicas y el Estado Central. En el caso de las Juntas Autonómicas, estas se constituyen en un gobierno autonómico, un parlamento y un tribunal superior de Justicia. De esta manera los tres poderes del Estado, Ejecutivo, Legislativo y Judicial, quedan integrados en el ámbito de la Comunidad. Es prácticamente igual que a nivel nacional pero vinculado a un determinado territorio en un ámbito más reducido. Sobre ellos predominaran los poderes Estatales y no los de otras autónomias. Así, el Ejecutivo Autonómico responderá ante el Gobierno Central, las leyes emanadas de las Cortes Autonómicas lo harán a través del Senado ante las Cortes Generales y los Tribunales Superiores autonómicos responderán ante el Tribunal Supremo.

Obviamente, aún existen carencias, pues no todas las competencias estan transferidas del Estado Central a los autonómicos. Unas veces por motivos políticos y otros por motivos económicos. Además, el sistema adolece de cierta inmadurez política, pues más parece, en determinados casos cómo la financiación, que unas compitan contra otras por quedarse el mejor trozo del pastel cuando debe prevalecer el principio de igualdad y solidaridad. Asimismo el sistema tributario español considera iguales a todas las comunidades a excepción de dos. Navarra, que conserva sus fueros históricos emanados del antiguo reino de Aragón y Euskadi que tiene un concierto especial con el Estado por la misma razón. Esto hace que la consideracion hacía las comunidades sin leyes especiales sean ligeramente distintas al de las referidas. Aún así las comunidades están los suficientemente maduras y desarrolladas para considerar que el Estado de las Autonomías ha cubierto todas las aspiraciones que emanaban de la Constitución. Pero eso no quita que, como en todas las familias, algunas comunidades quieran prevalecer sobre otras y que el arbitro de tales enfrentamientos que es el Gobierno Central, dependiendo del signo politico que ostente, se incline más hacía un lado que hacía el otro.

El futuro del Estado de las Autonomías está en permanente debate. Ante los que enarbolan la ruptura del Estado, vislumbran la III República o simplemente nos dicen que sería mejor un estado federal hay que decirles que el actual sistema supone una revolución total ante la Historia de nuestro país y que lo único que quizás se debiera modificar, es el intento del poder político de las mismas sobre el gobierno central. Además habría que suavizar las disciplinas de partido para que las comunidades actuaran con total libertad sin importar el partido que gobierne, ya que, como se vió en la reunión mantenida ayer entre Gobierno Central y Gobiernos Autonómicos, los posibles acuerdos fueron bloqueados por una mayoría regida por un partido en la oposicion, desvirtuando así el principio por el cual las Comunidades deben de unirse para hacer prevalecer el interés general por encima del interés político. Eso es lo que puede desvirtuar mas el Estado de las Autonomias y obviamente habría que revisarlo.

Tambien sucede que el termino "Autonomía" sea confundido a menudo y de manera totalmente deliberada con el termino "independencia". De la Carta Magna no emana ningún derecho a la Autodeterminación de los territorios que conforman nuestro país. Se dan amplias áreas de gobierno pero siempre bajo la tutela de la Ley Suprema que es la Constitución. Éste hecho, tal y cómo hemos visto en los últimos tiempos trae ciertas confrontaciones y crea una creciente crispación entre comunidades pudiendo caer en el error, poco deseable para la estabilidad del país, de crear ciudadanos de primera y de segunda.

El Estado de las Autonomías es la panacea del ordenamiento territorial y político en España y la resolución a los problemas administrativos de los que ha adolecido desde siempre nuestro país. Debe ser revisado, sí, pero solo para agilizar la administración, eliminar la burocracia y buscar una mejora en el ordenamiento constitucional, limitando ciertas expresiones hostiles a la misma naturaleza del Estado. Debemos defender nuestra comunidad pero tambien debemos comprender que la misma no es una realidad nacional en sí sino parte de un país llamado España. Se nos ha permitido conseguir cuotas de independencia y autogobierno impensables sólo hace cincuenta años pero esto no es gratuito. El ataque deliberado contra el Estado puede traer consecuencias desastrosas para el equilibrio autonómico que, cómo la misma Constitución señala podrian revertir a un estado anterior a dicha Constitucion. El Estado central se reserva el derecho, amparándose en la Carta Magna, de retirar las competencias o incluso invalidar sus estatutos si sus actuaciones suponen una amenaza para el resto del país.

Deebemos comprender que su ruptura o ataque nos supone un ataque a cada español. Debemos crear lo nuestro sin destruir lo del vecino y siempre teniendo en consideración que el edificio es de todos. Sin menospreciar a nuestra querida Nación, debemos saber que pertenecemos a una realidad regional y sentirnos orgullosos de ello pero teniendo siempre en cuenta que nuestra comunidad es un ladrillo de un país y que si una no rema al ritmo de los demás la carrera está perdida.

Del Blog de C.S. Peinado

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