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miércoles, 16 de junio de 2010

¿Algo que celebrar?. Una colaboración de Alejandra Díaz Bialet


Dominio público

Opinión a fondo

¿Algo que celebrar?


Han empezado a celebrarse, en distintos países de Hispanoamérica, los 200 años del inicio de las guerras de independencia. Como ha sido tradición, los oropeles siguen sepultando las realidades y derechas e izquierdas celebran el episodio como epopeya. Dado el peso de los mitos creados por las oligarquías triunfantes, es tarea aún pendiente analizar con ecuanimidad los procesos independentistas que, vistos sus resultados, derivaron en una catástrofe histórica de una magnitud tal que llevará 300 años repararla.

La independencia fue resultado de factores exógenos, desatados por las guerras napoleónicas, que comenzó a gestarse con el desastre de Trafalgar, en 1803, que dejó a España sin flota de guerra y, por tanto, debilitada en sus comunicaciones con los dominios americanos. Trafalgar fue el primer acto de la tragedia que se avecinaba. El último, la invasión de España por Napoleón, que provocó la desarticulación del país.


Los que serían llamados libertadores eran un puñado de ricos hacendados, educados en Europa y unidos en su devoción hacia lo británico. Todos desfilaron por Londres, pidiendo la intervención inglesa, incluso una europea, para alcanzar su idea independentista. No debe, pues, extrañar la tradición de las oligarquías criollas de recurrir a la intervención extranjera como medio de mantenerse en el poder.


Otra funesta tradición dejaron los padres fundadores: entregar las economías nacionales a potencias extranjeras. Los gobiernos de Buenos Aires, Bogotá y Río de Janeiro (después seguirían los demás) firmaron, entre 1810 y 1815 –antes de concluir las guerras independentistas–, tratados de libre cambio (hoy libre comercio) como pago por el apoyo británico. Inglaterra pasó a controlar las economías emergentes. Los tratados de libre cambio provocaron la desaparición de las industrias locales y, con ello, cualquier germen de industrialización. Los nuevos países quedaron obligados a ser exportadores netos de materias primas –en ello siguen– e importadores de manufacturas. Inauguraron, así, el neocolonialismo. No se construyeron estados nacionales, sino estados oligárquicos, basados en el latifundismo, la exclusión de los pueblos, la dependencia extranjera y el oscurantismo. No hubo sitio para la ciencia ni lo científico.


Mito mayor es que la independencia liberó a los pueblos de la opresión. Estos siguieron tanto o más oprimidos que antes. La independencia fue formal, pues las oligarquías sólo sustituyeron Madrid por Londres. De aquel maridazgo surgió la alianza entre oligarquías e imperios, británico en el siglo XIX, estadounidense en el siglo XX. Cuando EEUU irrumpió en la región, el sometimiento a lo extranjero estaba tan arraigado en las oligarquías que aceptaron sin traumas al nuevo amo. Sólo cambiaron el bombín inglés por el sombrero tejano; Londres por Washington. El idioma era el mismo.


La suerte corrida por los indígenas es la página más negra de la independencia y, por supuesto, una de las más desvirtuadas. Las Leyes de Indias, con todas sus carencias, reconocieron derechos a los pueblos indígenas que ninguna otra potencia colonial reconocería jamás en siglos posteriores. Derecho a la lengua y a sus leyes, derecho a territorios propios y protección mínima ante los abusos de encomenderos y patrones. Todo este sistema legal fue suprimido de un plumazo por las oligarquías. Sumidos en un desamparo total, las tierras indígenas cayeron en manos de latifundistas y extranjeros, se les negaron todos sus derechos y, por último, se les masacró sin piedad.


En 1824 comenzó, en Argentina, la primera “campaña del desierto”, guerra de exterminio para expoliar de sus tierras a los indígenas. No obstante, el primer genocidio planificado de la era contemporánea ocurrió en Uruguay en 1831. Ese año, el presidente Fructuoso Rivera reunió con engaños a los charrúas en un sitio –macabramente bautizado después como “Salsipuedes”– donde 1.200 soldados exterminaron a los indígenas. Entre1860 y 1885, los mapuches sufrieron una guerra implacable del Ejército chileno. Todavía hoy, los pueblos indígenas luchan denodadamente por que se reconozcan sus derechos, y no pocos de ellos invocan –para quien quiera entender– títulos de la Corona española como prueba de sus derechos a las tierras ancestrales. Los indígenas fueron los grandes derrotados, sacrificados y olvidados de las guerras de independencia.


Los países, en fin, se vieron sumidos en cruentas, destructivas e interminables guerras civiles, cuartelazos e intervenciones extranjeras. México perdió, en 1849, la mitad de su territorio. Brasil obtuvo cerca de dos millones de kilómetros cuadrados de sus vecinos. Las guerras limítrofes, alentadas por Inglaterra, fueron una inmensa tragedia para Paraguay, en 1870, y para Bolivia, en 1883. Inglaterra se apoderó de las Malvinas, Guyana, Belice y la Mosquitia. Latinoamérica, en 1860, estaba más pobre, arruinada y postrada que nunca.


En contra de lo que se afirma, las guerras de independencia fueron todo menos revolucionarias. Al revés. Constituyeron el mayor movimiento contrarrevolucionario de la historia regional, que apartó a Latinoamérica de los poderosos cambios que se dieron en Europa y EEUU entre 1830 y 1890. Reducida a neocolonia británica, la región no supo del Estado moderno ni del capitalismo, menos aún de revoluciones industriales. De todo ello Latinoamérica fue apartada y fue, el XIX, un siglo perdido. Las raíces de su subdesarrollo, justamente, están en ese siglo. No hubo recuperación hasta finales del XIX y, en muchos casos, hasta el XX. Recuperación tardía, pues para entonces EEUU era una potencia mundial y Latinoamérica una región anclada en el siglo XVIII. Doscientos años después, buena parte de esas estructuras siguen en pie. ¿Algo, en verdad, que celebrar?


Augusto Zamora R. es autor de ‘Ensayo sobre el subdesarrollo. Latinoamérica, 200 años después’


Ilustración de Alberto Aragón

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Muchas gracias por este texto. Creo que refleja con mucha claridad la situacion politica de la epoca, ademas de los intereses de las potencias extranjeras. Así que siguiento con el tema, aqui os dejo un articulo que lei hace tiempo y que tambien me encantó, en donde incluso aparece una pintura de Bolivar con la bandera británica!

De verdad, os recomiendo que lo leais, aqui os dejo en enlace:

http://elotroecuador.wordpress.com/2010/05/21/imperialismo-anglosajon-logias-masonicas-y-la-independencia-de-iberoamerica-historia-l/

Anónimo dijo...

Por cierto, los franceses fueron muy listos también, sabian que habiamos perdido gran parte de nuestra flota en Trafalgar (pues estuvieron allí como aliados nuestros), y bien que Napoleon lo supo aprovechar pocos años mas tarde (que por cierto, tambien nos queria dar la imagen de supuesto "aliado").

En fin... que pena de siglo XIX.

Anónimo dijo...

Cuando se celebra algo.
Es porque ha pasado algo bueno y positivo.
Han pasado 200 años y que es lo que tienen que celebrar.
¿son acaso más libres que hace 200 años?, Ha habido 200 años de dictaduras un año si y otro tambien.
¿Son acaso más ricos o poderosos en proporción que hace 200 años?
Yo diria que no.
¡¡¡Entonces que coño van a celebrar!!!

ahhh ya sé el inicio de un periodo de decadencia que aún continúa.

De verdad es patético, si hubieran prosperado o sido más libres si entenderia las celebraciones, pero la verdad es que no ha sido así y lo lamento.

Michael dijo...

Ola a todoa, amiga argentina grscias por esta aportacion, biene se ve lo que querian los burgueses, L.A anada muy pobre y las cosas no le van bien, L.A necesita de España, no sé que es lo que hay que celebrar, algunos mexjicanos se burlan de P.R por nunca alcanzar la utópica independencia de España, dicen que tenian miedo, en eso algunos cubanos se unen diciendo y dandose la patada de que eramos colonia de españa por 400 años y bla bla bla, la realidad es que P.R nunca fue colonia de España siempre fue parte de ella, P.R nunca se dejó seducir por los ideales burgueses del Bolìvar y los ingleses, P.R se decidió por mantenerse con España porque conocìa claramente lo que españa ofrecìa y lo que los burgueses ofrecìan, me da pena que mis hermanos cubanos se hayan tragado la idea de que ellos habian querido la independencia de españa, jajajajajaja, comico es que en realidad la independencia no fue apoyada en Cuba y si no llega a ser por los extranjeros Cuba seguiria siendo española, jajajajaja gracias Jose por este blog tan bueno, gracias gracias.

Marcos dijo...

Dios, la verdad es que el artículo este es muy bueno en el sentido de que va directo al grano y en tan poco espacio se dejan claras muchas cosas. Por cierto para todos los que usan el término colonia, según tengo entendido colonia es un término inglés que surgió cuando las potencias europeas se repartieron África y "protegían" ciertos territorios, cosa que se ha usado mal en América, al menos esa es mi opinión y lo que tengo entendido.

Derybero dijo...

En el Foro Hispanista Nueva Hispania (http://www.nuevahispania.org) se ha abierto también este tema con el fin de abarcar a más personas. He respondido extensamente y aplaudiendo a este artículo solemnemente.

http://www.nuevahispania.org/viewtopic.php?f=101&t=4018&p=68484#p68484

José Mario dijo...

Muy bueno el articulo pero en una cosa voy a contradecir si me permiten:

Se dice en el articulo que hace falta 300 años para arreglar la catastrofe que dejaron las independencias de America Latina y yo no se yo hasta que punto...

sustituyendo banderas, queriendo acabar con la historia, posicionandose dictadores en el poder, entregandose cada vez mas al contrabando de droga, creando milicias de incluso hasta menores de edad para reprimir a los pueblos y comerles el tarro, creando partidos politicos revolucionarios marxistas, incitando a la guerra con otras naciones mismamente latinas, apoyando las guerrillas y el terrorismo los mismos presidentes dictadores, etc etc...

No se yo hasta que punto como la cosa siga así en 300 años eso va a estar arreglado o superado, pero bueno mi opinión es la siguiente y si me equivoco en algo que me lo digan:

America Latina jamas sera la que fue con España, y España, jamas sera la que fue con America Latina.

España por muy bien que se llege a vivir nunca sera la potencia economica que fué junto a America, ni America tampoco sera la potencia economica que fué junto con España, siempre habra un imperio por encima de nosotros que parta el bacalao, y este a la vez alegrandose y poniendose a sus exanchas al vernos separados, desunidos, odiandonos, e insultandonos siempre con lo mismo.

A si que no se yo no lo voy a celebrar no apoyo ninguna independencia, si los latinoamericanos ven que tiene que celebrarlo pues mira... en su derecho estan.. hay no podemos hacer nada que lo celebren...

Que celebren la victoria que un dia nos separo y nos llevó a la ruina... a ambos...

saludos.

Michael dijo...

José Mario, excelente opinión, por eso digo que necesitamos de España y España necesita de nosotros, si estuvieramos con España no pasarian las siguientes cosas:

1)emigracion ilegal a EE.UU

2)pobreza

3)comprar con una moneda devaluada

4)el paro intenso

5) el crimen tan elevado

7) la venta de drogas

8) el narcotrafico


en mi opinion cuando nos indepnedizamops de españa vinieron todas esas cosas porque antes no existian, si volvemos con España se remediarian todas esas cosas.

Anónimo dijo...

España no desea volver a ser la potencia que manda en el mundo.
España lo que desea es la prosperidad del mundo iberoamericano, nada más.
Pero para prosperar nuestros pueblos deben unirse.
Los primeros y por derechos historicos que tienen ellos serían Cuba y Puerto Rico.

Michael dijo...

Cierto Anónimo, España no desea ser un imperio, nunca lo fue, España era un paìs muy grande que fue destruìdo por sus enemigos, ojalà podamos volver a ser aquel paìs que fuimos, un abrazo hermano.

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