Crée usted de que Cuba estaría mejor como:

sábado, 9 de octubre de 2010

La inmigración indostana a Cuba y sus antecedentes en las Antillas. Por Rafael López Valdés (Parte I)


La llegada de hindúes en calidad de braceros a Cuba, es bastante poco conocida. No hemos encontrado fuente bibliográfica que la refleje, ni información sobre el destino ulterior de los mismos, después de su arribo a costas cubanas. El presente trabajo constituye pues un esfuerzo encaminado a esclarecer el curso seguido por los inmigrantes hindúes y sus descentientes en Cuba.
Entendemos que al estudiar la inmigración hindú en Cuba, es posible arrojar alguna luz sobre uno de los temas de nuestra historia étnica, completamente desconocidos hasta el momento.


En el 1902, se constituyó la República de Cuba bajo la tutela de los Estados Unidos. Aunque los capitalistas americanos habían comenzado a hacer inversiones en la Isla desde la segunda mitad del siglo XIX, es esta la coyuntura que aprovechan para penetrar masivamente adueñándose de los servicios públicos y de enormes extensiones de las mejores tierras del país, particularmente en las provincias de Camagüey y Oriente.
 En estos territorios se dieron a la tarea de erigir modernas fábricas azucareras con una gran capacidad de producción, los llamados colosos, para lo cual era indispensable poner en producción las plantaciones abastecedoras de caña a los molinos. Las zonas elegidas para las fábricas tenían una baja densidad de población, haciéndose necesario el proveer la fuerza de trabajo indispensable, destinada a las tareas agrícolas y al corte y alza de la caña. Esta última etapa de la cosecha conocida con el nombre de zafra, requiere la disponibilidad de una inmensa cantidad de macheteros, que dada la estructura económica que sufría el país, no tenían empleo el resto del año. Siendo plantadores con mentalidad esclavista, acudieron a la importación de braceros de otras islas antillanas, fuerza de trabajo barata que quebraba el nivel salarial de los trabajadores cubanos.
La importación de braceros antillanos revivió escenas propias de la esclavitud, abolida en Cuba cuatro décadas antes. Contratistas sin escrúpulos se dirigían a Jamaica o Haití en busca de piezas de ébano, que luego negociaban con los terratenientes o empresas propietarias de plantaciones.
El tráfico de braceros revistió proporciones considerables. Atendiendo a cifras oficiales en el período entre el 1913 al 1930, entraron más de 300.000 haitianos y jamaicanos. Sin embargo, las cifras reales sobrepasan las ofrecidas por las fuentes oficiales. Miles de inmigrantes entraron al país sin documentos de ninguna clase, contando con la complícidad de las autoridades. Por Ley de 3 de agosto de 1917, muchas empresas e individuos recibieron autorización para introducir trabajadores hasta dos años después de que terminara la Primera Guerra Mundial
  • ... a condición de que se proporcionara garantía de que los inmigrantes no se convertirían en carga pública, ni constituirían una amenaza para la sanídad, así como de que serían reembarcados a su debido tiempo (Gaceta Oficial de 3 de agosto de 1917).

Esta Ley no hizo más que oficializar una situación existente de facto.
La ocupación a la cual se destinaban los hindúes, era el cultivo y corte de la caña de azúcar, al igual que el resto de los braceros antillanos. Sin embargo, en virtud de conocer el inglés, gozaban de una ventajosa posición en los centrales de propiedad americana. De este modo, algunos pasaron a ocuparse de otras tareas, tales como capataces en los bateyes y colonias.
Los descendientes de hindúes, nacidos en Cuba, siempre estaban atentos a cambiar de trabajo cuando con ello podían mejorar de posición. Muchos de ellos, por su conocimiento del inglés, pasaron años más tarde a ocuparse en los trabajos de construcción que se realizaron en la base naval norteamericana, enclavada en territorio cubano de la Bahía de Guantánamo. Durante estas obras practicadas en los años de la Segunda Guerra Mundial, aprendieron oficios relacionados con la construcción. Los viejos, por su parte, siguieron trabajando en la caña o, por su cuenta, en pequeñas parcelas, sembrando frutos menores y café.
Alrededor de la crisis económica de los años 30, gran parte de los hindúes regresaron de nuevo a sus lugares de destino, fundamentalmente Jamaica. Los que se quedaron en Cuba tenían constituida familia y no vivían en comunidades, sino dispersos en distintos lugares, principalmente en la costa sur de Oriente y la zona de Guantánamo.
Durante el estudio de comunidad realizado en el Central Costa Rica (antiguo Ermita) de la zona de Guantánamo, tuvimos referencia de la existencia de hindúes en la zona. Al hacer indagaciones, comprobamos la presencia de algunas personas, antiguos inmigrantes hindúes y sus descendientes, radicados en dos bateyes, Ermita y Egipto. Hasta el momento, no se tenía conocimiento de estos restos de las inmigraciones de hindúes venidos a Cuba por los primeros años de este siglo.
Con respecto a la llegada de inmigrantes a Cuba, tenemos noticias de que alrededor del 1905-06 vinieron desde Jamaica unos doscientos hindúes que entraron ilegalmente en Cuba. El mismo informante afirma que en el año 1914, vinieron más de dos mil hindúes nacidos en la India, y unos doscientos de Jamaica, habiendo entrado los últimos con sus documentos en regla(8). La veracidad de estos datos es dudosa. Por una parte, la cuantía que se acredita a la inmigración, es poco probable y además, ya por esta época funcionaba en la India, una comisión que se encargaba de supervisar la emigración, y llevaba el registro de los emígrantes y los lugares de destino, y no conocemos ninguna referencia a tal emigración hacia Cuba. En la obra de Kondapi, por ejemplo, se ofrece una relación de Indios en distintos países del mundo, y no aparece ninguna indicación con respecto a Cuba, a pesar de que se menciona la presencia de hindúes en Panamá (cuatrocientos cincuenta en 1948), Barbados (cien en 1950) y Brasil (veintiuno en 1948)(9).
Alrededor del año 1915, había trabajadores hindúes en varios centrales de la provincia de Oriente, entre ellos el Soledad, Esperanza, Santa Cecilia, los Caños, Santa Isabel y Romelié, todos enclavados al sur de Oriente, en la zona de Guantánamo(10).
Según informes, por el año 1925 nuevos grupos de hindúes vinieron a trabajar al territorio del Central Ermita. Estos indios también se dedicaban a los trabajos de deshierbe y corte de la caña. Al igual que los grupos que lo precedieron, usaban su vestimenta típica. Permanecieron unos dos años trabajando en Ermita, y al cabo de este tiempo casi todos se fueron para otros centrales, entre ellos Romelié, Los Caños y Santa Cecilia(11) (En la actualidad se llaman Héctor Infante, Paraguay y Jorge Prieto respectivamente).
En vista de la carencia de fuentes fidedignas sobre la cuantía de la inmigración, y siendo los datos procedentes de informantes confusos y contradictorios, damos la cifra tentativa global de unos dos mil braceros de este origen. En la actualidad, calculamos que hay en Cuba unos doscientos hindúes, contando como tales a sus descendientes en primera generación nacidos en la Isla.
Es poco probable que los inmigrantes vinieran directamente de la India, pues de este modo aparecerían inscriptos en el Registro de inmigrantes, que desde fines del pasado siglo se seguía en los puertos de embarque, haciéndose constar el lugar de destino. La mayoría de los inmigrantes posiblemente vinieran de Jamaica y de alguna otra colonia como Trinidad, en donde había una numerosa población de este origen.
Los primeros hindúes venidos a principio de siglo, ofrecían una serie de características culturales que los diferenciaban claramente del resto de la población y de los demás inmigrantes. Usaban el vestido tradicional de los distintos pueblos de la India, y muchos cubrían su cabeza con turbantes. Las comidas también los distinguían perfectamente de la población, así como una serie de otras costumbres. A pesar de vivir principalmente en el batey Egipto, situado en el área cañera del Central Costa Rica (antiguo Ermita) de la zona de Guantánamo, en donde vivían muchos jamaicanos, mantenían su individualidad contrayendo matrimonio entre sí. Esta marcada tendencia endogámica les ganó el calificativo de discriminadores por parte de los jamaicanos. En realidad, algo había de cierto en esta afirmación. Bajo la influencia de la discriminación vigente en las colonias británicas, se agudizó entre los inmigrantes hindúes la tendencia a evitar el mestizaje con la población negra local.
La discriminación incluso se ejerció sobre hindúes de tonos de piel más oscuros, situación que no tiene lugar en la India.
Los braceros confrontaron dificultades en los nuevos lugares de asentamiento, en relación con la posibilidad de hallar mujer dentro del grupo. Este problema de la escasez de mujeres entre los inmigrantes, se señala por algunas comisiones designadas para el estudio de las condiciones de vida y trabajo de los inmigrantes. En Cuba, prácticamente tenían mujer de su propio origen aquellos hindúes que ya habían venido casados desde Jamaica. La falta de mujeres hizo que algunos viajaran a Jamaica bajo la presión del medio socio-familiar en busca de esposa, aunque estos matrimonios no siempre dieron resultado, por cuanto debían encontrar esposa en el breve plazo de unos días de estancia en la vecina isla, lo cual no garantizaba la selección adecuada.
Con el paso de los años, las nuevas generaciones nacidas en Cuba, para las cuales el matrimonio endogámico no tenía el mismo significado que para sus padres, no observan esta regia. Sin embargo, a pesar de su integración a la nacionalidad cubana por el mestizaje, por la participación en la cultura cubana, aún sobreviven algunas reminiscencias entre ellos de aquellos puntos de vista primarios, en relación con los negros, manifestándose en su preferencia por contraer matrimonio con personas de tonos más claros de piel.
Existen distintos grados de integración de los inmigrantes, en dependencia con el medio que los rodea. En la Guayana, donde se ha seguido una habilidosa política por parte del Gobierno colonial, existen diferencias bastante acentuadas entre los indios y los demás grupos étnicos, representados en la población. Trinidad, donde existe una numerosa población hindú, goza de una mayor integración, y los inmigrantes y sus descendientes tienen una conciencia bastante desarrollada de "trinitarios". En esta Isla, como en Jamaica, aún en mayor grado, la resistencia ha ido cediendo al mestizaje gradual. Los hindúes de Cuba, y en particular sus descendientes, no se distinguen en la actualidad del resto de los ciudadanos, pues su manera de vestir, hábitos alimenticios y costumbres son los mismos que los del cubano.
En el año 1919, la Guantánamo Sugar Co., compañía norteamericana propietaria de varios centrales en la zona de Guantánamo, costa sur de Oriente, trajo un cargamento de varios cientos de hindúes para trabaiar en las plantaciones de los centrales que poseía. Teniendo en cuenta que la inmigración desde la India cesó en el 1916, los braceros provenían de alguna colonia británica de las Antillas, probablemente de Jamáica. Además de este grupo, tenemos referencia de que llegaron a la zona otros traídos por contratistas libres, que iban de un batey a otro vendiendo fuerza de trabajo. A petición de la administración norteamericana del Central Ermita, la Guantánamo Sugar le cedió un grupo de hindúes para trabajar en sus colonias de caña. Estos años se caracterizaban por una febril actividad azucarera en Cuba, consecuencia del conflicto bélico que había destruido los campos remolacheros de Europa. Era la época de la llamada "Danza de los Millones". Los precios del azúcar eran muy elevados, y por este motivo la fuerza de trabajo era de un valor inestimable.
El grupo de hindúes que fue a trabajar a Ermita, cedido por la Guantánamo Sugar, se estableció en la colonia de caña llamada Egipto. Allí se dedicaban a los trabajos agrícolas de la caña, que les eran conocidos desde la India, lugar que se consideraba el foco desde el cual la caña se extendió a otros lugares del mundo.
(Continuará)

Astilleros de La Habana en la Cuba Española

No hay dudas que la Leyenda Negra Española ha hecho mucho daño hasta nuestros días, siempre se dice que Cuba vino a progresar cuando nos separamos de España y que cosa mas lejos de la realidad. Cuba a pesar de haber sido un lugar que mas que conquistada, fue construida de la nada. Los supuestos nativos cubanos que eran emigrantes de Centro, Norte y Sur America, prácticamente no habían hecho nada y no eran los santos que han querido pintar los historiadores. Los Tainos masacraron a los Siboneyes y los exterminaron y así esas tribus algunas caníbales y nómadas, no dejaron grandes legados, por lo que se puede decir que España hizo a Cuba desde que era un gran bosque. No hay presencia de ciudades indígenas, ni de pirámides como en America Latina, etc. Casi que es mas fácil encontrar petróleo, que un hueso de un indígena. España construyó a Cuba desde que era un gran bosque y comenzó a talarlo para crear ciudades, pueblos, caminos, tierras para labrar y cosechar, etc. También creó fortalezas, castillos, palacios y palacetes como no los construyó Inglaterra en el hoy EEUU, etc. De las iglesias y monasterios ni que hablar, pues esas joyas arquitectónicas que dejó por toda Cuba, con paredes gruesas y techos de tejas, no se pueden comparar con las iglesias de madera con campanarios falsos construidos por los ingleses. De una vez y por siempre reconozcamos lo bueno de la presencia española y no desprestigiemos tanto a nuestra sangre y nuestras raíces y estemos orgullosos de una vez y por siempre.

 Hoy voy a referirme una vez mas a Los Astilleros de La Habana. Para los que no quieren reconocer el desarrollo de la  Cuba Española. Esto ocurría cuando EEUU no era nada y Nueva York quizás era un caserío muy pobre.


 El imperio español dependía de sus barcos. Eran los barcos los que mantenían el contacto entre territorios muy distantes, los que defendían las costas, posibilitaban el comercio y transportaban las riquezas a la Península. A principios del siglo XVIII, con el cambio de dinastía, la flota española se encontraba seriamente mermada en sus efectivos. En 1713, Bernardo Tinajero de la Escalera, primer ministro de Marina que tuvo España, decidió impulsar la construcción naval para mantener el control de los mares. Fue el inicio de un período de intensa actividad. En 1720 José Patiño, intendente general de Marina, creó los arsenales de Ferrol, Cartagena, Guarnizo (Santander), La Carraca (Cádiz) y La Habana.

El astillero de La Habana pronto se convirtió en el principal. Allí se construyeron 197 barcos en un siglo, muchos de los cuales participaron en la batalla de Trafalgar. Sus arsenales contaban con dos ventajas: en primer lugar, la rica provisión de maderas nativas de alta calidad y, en segundo término, la privilegiada situación de su puerto, bien defendido y situado en la ruta americana. En sus astilleros se construyó el coloso de su tiempo, el Santísimo Trinidad, dotado con ciento cuarenta cañones, que fue hundido en la batalla deTrafalgar.


Biografia CUADERNOS DE HISTORIA

La historia naval cubana tiene su origen y se encuentra indisolublemente ligada a la española; desde el comienzo mismo de la colonización de la Isla caribeña, dicha plaza se convirtió en un enclave, para las reparaciones y avituallamiento de los buque de la corona, hasta que se fueron erigiendo los primeros astilleros; en fechas tan tempranas como 1622 se suscribe el primer contrato entre la Junta de Guerra de la Corona Española con uno de los armadores más importantes de la época, Dº Alfonso Ferrera, con el propósito de iniciar la construcción de bajeles en La Habana. No obstante, la fundación oficial de Astillero y el Real Arsenal de La Habana, tuvo lugar en 1724 con la botadura del navío San Juan. Durante el siglo XVIII se llevó a cabo la reconstrucción y modernización de la flota española y el Astillero de La Habana se convirtió en el más importante de su clase, superando con creces a sus homólogos de El Ferrol, Guarnizo (Santander), Cartagena y La Carraca, todos ellos en suelo peninsular, tanto por la cantidad, como por calidad de sus embarcaciones, (la tercera parte de producción naval española provenía de la Habana). En esa época fueron construidos 197 buques en la Isla de Cuba; de los astilleros de esa colonia fueron botados buques legendarios como el “Santísima Trinidad” con sus 140 cañones y más de 1000 tripulantes que hundió a cañonazos al "Victor", buque insignia de la Flota del Almirante inglés Horacio Nelson en la celebre batalla de Trafalgar y otros como el “Nuestra Señora de Loreto” o el “Princesa” que presentó feroz combate a tres naves británicas de similar porte, lo que demostró a los ingleses la superioridad naval española en ese momento. No es de extrañar, que de los 12 grandes buques de guerra con que contaba la Armada Real, 7 habían sido diseñados y construidos en Cuba; otros embarcaciones construidas en astilleros cubanos y que participarían en la Batalla de Trafalgar fueron los navíos "San Pedro", "San Rafael" y "San Roque", estos últimos con técnicas cubanas y con la intervención de constructores criollos. Los buque construidos en Cuba adquirieron una sólida fama a nivel mundial, no es casual que el Monarca Carlos III decidiera que su embarcación personal fuera construida en esa Isla, llegándose a denominar al Real Arsenal de La Habana como El Fénix de la real Armada.

          Un hecho poco difundido, es el relativo a la ayuda cubana que recibieron los norteamericanos durante su guerra de independencia; una parte importante importante del esfuerzo cubano a la gesta de Thomas Jeferson, tuvo lugar en los astilleros de La Habana, donde a instancia de criollos influyentes, muchos de los barcos que participaron en la causa rebelde norteamericana, fueron reparados y avitullados, contribuyendo así solidariamente a la causa liberadora del pueblo estadounidense.  

          A principios del siglo XIX continuaron las construcciones de buques en el Real Arsenal de La Habana, pero en 1834 el Capitán General Dº Miguel Tacón, propuso junto a otras personalidades de la época, detener la construcción naval en Cuba. En 1837, una Real Orden estableció definitivamente la prohibición de fabricar embarcaciones en los astilleros cubanos; no obstante, dicha orden no se cumplió a cabalidad, y el último gran buque botado al agua por los astilleros habaneros en 1852, lo fue el vapor "Cristóbal Colón", una hermosa y acabada muestra de ingenio naval. La construcciones navales en Cuba languidecieron en los años siguientes, sólo embarcaciones de pequeño porte, para faenas de pesca y cabotaje fueron construidas; para finales del XIX, unos 200 buques menores componían la flota de pesca y cabotaje de la Isla.


Primer navío construido en el astillero de La Habana en el siglo XVIII para la Real Armada española, siendo su constructor D. Pedros Torres, que antes había trabajado en Guarnizo. De 50 a 60 cañones, botado en 1724 y alistado en 1725.
Su primera salida la efectuó hacia el puerto de Veracruz donde se incorpora al mando de D. Rodrigo de Torres a la Armada de Barlovento como la nueva nave capitana. Su primera salida fue para dar caza a un navío francés en la costa de Alvarado, pero una calma hizo imposible su captura, mientras el francés escapaba al disponer de remos.
Zarpa de Veracruz a las órdenes del jefe de escuadra D. Rodrigo de Torres el 10 de octubre de 1725, acompañado de la fragata Nuestra Señora de Begoña y la balandra El Águila (esta última se unió en La Habana), para repartir el situado a los presidios y desalojar a los británicos asentados en Valis, Yucatán. Para esta última misión se unieron el 10 de abril del año siguiente con los guardacostas de Campeche, pero regresaron a Veracruz sin realizar la misión, alegando Torres que los vientos contrarios hacían peligroso acercarse a los arrecifes de aquella costa.
Ese año de 1726 era de tensas relaciones entre España y Gran Bretaña. A La Habana había llegado la escuadra de D. Antonio de Gaztañeta (ver navío Rubí). Con órdenes de concentrar todos los buques en La Habana, zarpa de Veracruz el navío San Juan después de carenarse, con infantería, artillería y municiones para la isla.
Al mando de Torres llegaron después el resto de buques de la Armada de Barlovento. Gaztañeta tiene noticias de que la escuadra del almirante Francis Hosier es superior en número y potencia y decide no salir a su encuentro.
En 1731 zarpó con la escuadra al mando de Spínola, contando además con los navíos El Retiro/San Jerónimo, Potencia y el paquebote Triunfo. Debían expulsar a los franceses de unos asentamientos en Santo Domingo. Cuando llegaron en febrero de 1732 ya se habían marchado, pasando después a patrullar esta escuadra las costas de Tierra Firme.
De nuevo al mando de Spínola zarpa de Veracruz en 1733 con el navío El Retiro para repartir el situado y patrullar las costas de Santo Domingo, Puerto Rico y Tierra Firme. Pasaron en La Habana un tiempo prolongado por si era necesaria su marcha a Cádiz con Rodrigo de Torres.
Finalmente zarpan los dos navíos de La Habana y se separan, estando el San Juan repartiendo el situado al mando del capitán Godarte, mientras El Retiro marcha a patrullar las costas de Tierra Firme.
Al mando del capitán de navío D. José Antonio de Herrera zarpa de La Habana en 1738 junto al navío Bizarro, llevando pertrechos al presidio de San Agustín de la Florida, pasando después por el puerto de Ocoa antes de entrar en Veracruz.
Al comenzar la guerra con Gran Bretaña en 1739 pasó a La Habana con el navío Bizarro, realizando varias misiones de escolta y reparto de pertrechos entre las bases antes de ser dado de baja en La Habana en 1741.
  • Por Santiago Gómez. Fuentes y Bibliografía
    Revista de Historia Naval, nº 3, año 1983, "Reglamento General de Marina", Leopoldo Boado.
    Revista de Historia Naval, nº 71, año 2000, "La infraestructura naval del Siglo de las Luces", Antonio de la Vega Blasco.
    Revista de Historia Naval, nº 79, año 2002, "La construcción naval en España durante el siglo XVIII", Álvaro de la Piñera y Jacqueline Thial.
    El Buque en la Armada española, VV. AA.
    Bibiano Torres Ramírez, "La Armada de Barlovento".
    Cesáreo Fernández Duro, "Armada española", tomo VI
  • Navío San Juan Bautista (3)
  • http://www.todoababor.es/listado/navio-sanjuanbautista3.htm
Ver Historia de los Astilleros de La Habana

  •  La Habana
  • Este fue el principal astillero con 197 barcos construídos en 97 años. Desde el "Santísima Trinidad" de 120 en aquel momento, hasta los 12 cañones de "Nuestra Señora de Loreto". Los recursos naturales ricos de Cuba y sus fuerzas defensivas la hicieron un sitio ideal para la construcción de barcos nuevos. Botado en 1739, el "Princesa" de 70 cañones luchó solo contra 3 barcos británicos de similar porte en 1740 esta fue la primera vez que los británicos se dieron cuenta de la calidad del diseño español y su construcción. Este navío, ya viejo cuando se capturó, estuvo 20 años más en servicio en la Marina británica.
  • Estos son los buques de guerra construidos en el Arsenal de La Habana y en el antiguo astillero, entre 1724 y 1870. (Jacobo de la Pezuela, Diccionario Geográfico, Estadístico e Histórico de la Isla de Cuba. Envío de Santiago Roig Mafé)
  • 1724
    San Juan de 50 cañones en La Habana.
  • 1725
    San Lorenzo de 50 cañones en La Habana.
  • 1726
    San Jerónimo, alias Retiro, de 50 cañones en La Habana.
  • 1727
    Nuestra Señora de Guadalupe, alias Fuerte, de 60 cañones en La Habana.
  • 1728
    San Dionisio, alias Constante, de 55 cañones en La Habana.
  • 1730
    Nuestra Señora del Carmen, de 64 cañones en La Habana.
  • 1731
    San Cristóbal, 2º Constante, de 60 cañones en La Habana.
  • 1733
    San José, alias África, de 60 cañones en La Habana.
  • 1734
    Nuestra Señora del Pilar, alias Europa, de 60 cañones en La Habana.
  • 1735
    Nuestra Señora de Loreto, alias Asia, de 62 cañones en La Habana.
  • 1736
    Nuestra Señora de Belén, alias América, de 62 cañones en La Habana.
  • 1738
    Santo Cristo de Burgos, alias Castilla, de 60 cañones construido en La Habana.
    Santa Rosa de Lima, alias Dragón de 60, const. en La Habana.
  • 1740
    San Ignacio, alias Invencible de 70, const. en La Habana.
    Nuestra Señora de Belén, alias Glorioso de 70, const. en La Habana.
  • 1743
    Nuestra Señora del Rosario, alias Nueva España de 70, const. en La Habana.
    San José, alias Nuevo Invencible de 70, construido en La Habana.
  • 1745
    Jesús María y José, alias Nuevo Conquistador de 64, const. en La Habana.
    Santa Teresa de Jesús, de 64, const. en La Habana.
  • 1746
    San Francisco de Asís, alias Nuevo África de 70, const. en La Habana.
    Santo Tomás, alias Vencedor de 70, const. en La Habana.
  • 1747
    San Lorenzo, Alias Tigre de 70, const. en La Habana.
  • 1749
    San Pedro, alias Rayo de 80, const. en La Habana.
    San Alejandro, alias Fénix de 80, const. en La Habana.
  • 1750
    San Luis Gonzaga, alias Infante de 70, const. en La Habana.
    Santiago el Mayor, alias Galicia de 70, const. en La Habana.
    Santa Bárbara, alias Princesa de 70, const. en La Habana.
  • 1759
    San Eustaquio, alias Astuto de 60, const. en La Habana.
  • 1761
    San Genaro de 60, const. en La Habana.
    San Antonio de 60, const. en La Habana.
  • 1765
    San Fernando de 80, const. en La Habana.
    San Carlos de 80, const. en La Habana.
  • 1766
    Santiago de 60, const. en La Habana.
  • 1767
    San Luis de 76, const. en La Habana.
  •  1768
    Santísima Trinidad de 112, const. en La Habana.
  • 1769
    San José de 76, const. en La Habana.
    San Francisco de Paula de 70, const. en La Habana.
  • 1771
    San Rafael de 80, const. en La Habana.
    San Pedro Alcántara de 62, const. en La Habana.
  • 1773
    San Miguel de 70, const. en La Habana.
  • 1775
    San Ramón de 68, const. en La Habana.  
  • 1780
  • San Cristóbal, alias Bahama de 70, const. en La Habana.
  • 1786
  • Conde de Regla de 112, const. en La Habana.
  • San Hipólito, alias Mejicano de 112, const. en La Habana.
  • 1787
    Real Carlos de 112, const. en La Habana.
  • 1788
    San Pedro Alcántara de 64, const. en La Habana.
  • 1789
    San Hermenegildo de 112, const. en La Habana.
    San Jerónimo, alias Asia de 62, const. en La Habana.
  • 1790
    Soberano de 74, const. en La Habana.
  • 1791
    Infante Don Pelayo de 74, const. en La Habana.
  • 1793
    Los Santos Reyes, alias Príncipe de Asturias de 112, const. en La Habana.
Y me van a seguir diciendo que Cuba tenía tremendo atraso con España. ¿Cómo éra el hoy EEUU en esos tiempos? J.R.M.







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