Crée usted de que Cuba estaría mejor como:

domingo, 15 de mayo de 2011

Unión Hispánica. Análisis. Por qué reincorporar Cuba a España no es un acto de imperialismo.

Del Blog del amigo C.S.Peinado

Si tomamos cómo referencia la amplia historia colonial española vemos que cómo tal no existe. España fue un imperio en el que no hubo colonias cómo tal. Podemos verlo como un amplio estado federal en el que la jefatura de estado se ejercia desde Madrid y cada una de sus partes (Virreinatos) actuaba de manera cuasi independiente. Cualquiera que conozca medianamente la estructura del Imperio español verá que cada virreinato era independiente de los demás, actuando su virrey en nombre de la Corona y rindiendo cuentas únicamente ante ella. De cada virreinado dependían las reales audencias y de éstas, cada una de las provincias en las que se dividía el imperio. Haciendo una síntesis, una comparacíón, podríamos decir que cada virreinato era un país que a su vez estaba dividido en comunidades autónomas (audiencias) con sus correspondientes provincias. No hay nuevo bajo el sol.


 Por lo tanto el Imperio Español era en realidad una federación de Reinos en los que, por la imposibilidad física de que el titular (El Rey) estuviera en todos ellos, nombraba virreyes que eran los que ejercian la autoridad civil y militar en nombre de la Corona. A diferencia de otros imperios cómo el Brítánico, la igualdad de condiciones con los territorios de la metrópoli era aplastante, de buenos es que éramos tontos y por buenos perdimos el Imperio pues los criollos, medio descendientes de españoles son los que nos la jugaron y se cargaron, de paso, el futuro de gran parte de Hispanoamérica. Así las cosas, podemos afirmar categóricamente que el Imperio gozaba, de una a otra punta de una relativa descentralización y autonomía. No debemos dejar, no obstante, de lado que, a nivel económico y por la pura ambición de la Casa de Contratación, los indianos salieron hasta los concejales de la manipulación mercantil de Sevilla primero y Cádiz después. Dejando de lado éste aspecto que analizaremos en otros artículos, podríamos decir que la estructura del imperio, las leyes promulgadas para su vertebración y el respeto y aguantede conquistadores y colonos (en contra de lo dicho por la Leyenda Negra no exterminamos poblaciones enteras de nativos tal y cómo si hicieron británicos primero y estadounidenses después) que llegaron incluso a mezclarse formando familias con los nativos, colocaron a España cómo un modelo de estado igualitario en el contexto de la época y con un potencial más basado en el dominio por la evangelización que en la conquista puramente militar.


 En sí, podríamos diferenciar dos partes claras del Imperio. Lo que en sí serian tierras pobladas a evangelizar y tierras incorporadas sin población efectiva. En el caso primero yo me atrevería a decir que entra toda la América Continental, donde de contínuo y durante los primero estados del imperio hubo de enfrentar a civilizaciones enteras (Aztecas, Mayas, Toltecas, Olmecas, Incas, Guaranies...). Las Leyes Nuevas, promulgadas por Carlos I merced a la intervención de Bartolomé de las Casas, defensor a ultranza de los indígenas hizo que la opresión inicial fuera regulada y se tomaran en consideración a los Indios cómo súbditos de la Corona y por tanto con derecho a la protección por parte de ésta.  Ésto, que no se llevó a cabo de manera efectiva pues los propietarios y colonos, al igual que ciertos empresarios en la actualidad, miran más sus intereses económicos que el bienestar de aquellos que con su trabajo se los proporcionan, supuso no obstante la existencia de una regulación jurídica que dejaba patente que aquella parte de España era, en sí, igual a la metrópoli en cuestión de derechos humanos e igualdad, si bien, todo debe verse en un contexto de la época que, claramente no es coincidente con el de la actualidad.


 Esa parte continental de América, bajo dominio español, tenía fecha de caducidad. España, cómo estado católico que era (el que más), tenía en su subsconciente que su misión era colonizar, evengelizar, educar yuna vez los estados américanos fueran capaces de autogestionarse dejarque lo hicieran aunque de alguna manera siguieran bajo la tutela española. Algo que habría podido dar a la América latina los medios y herramientas para afrontar el futuro cómo estados modernos y autogestionables, cosa que no ha sucedido cómo es evidente por la avaricia de algunos (criollos) apoyados por la revancha de otros (ingleses principalmente) que preferian ver a América independiente y alejada de España aunque eso fuera a costa de condenarla al ostracismo, la manipulación de otras potencias e incluso de su autocanibalismo en guerras civiles interminables que afectaron de norte a sur a nuestros ex-territorios. En suma, la parte continental de América estaba destinada a la independencia desde su asunción plena cómo parte de España. Pero había otra parte de los territorios no afectos por esta teoría.


 Esos territorios eran las Antillas y Filipinas. Apartando el caso de la Española, prematuramente separada del Reino, reincorporada y vuelta a apartar por las injerencias de los ya Estados Unidos, Cuba, Puerto Rico y Filipinas eran territorios legítimamente españoles, cómo hoy lo podrían ser Canarias o las Baleares. En ellos la población indigena por escasa era particularmente testimonial y los españoles se asentaron sin problemas estableciendo las cabeza de puente que permitirían la conquista del resto del territorio americano. Esas islas se tomaron bajo pabellón español cómo territorios desiertos (con la población testimonial ya referida) y se comenzó desde cero tanto su edificación cómo población. Esos territorios fueron incorporados a España con una idea de perpetuidad, de hecho, la Fidelísima, nombre de la isla de Cuba, fue otorgada por su simpar e inquebrantable adhesión a España. Adhesión que sólo fue roturada por una guerra promovida por los intereses, ésta vez si, imperialistas de los USA. Mientras España concedia estatutos de autonomía a sus islas, los USA convertian a Cuba en su burdel particular y Puerto Rico se veía con un estatus tan ambiguo cómo inutil. Estado Libre Asociado. Ni independiente ni con los mismos derechos de los restantes estados de la Unión. Un país de segunda clase contentado con un estilo de vida, el estadounidense, que sin embargo no ha podido acabar con sus raices españolas, cosa que si sucedió con Filipinas.


 Desde hace dos años, el blog Cuba Española, profundiza en la idea, legítima, que Cuba es España. En sí y viendo los antecedentes, es lo correcto. La regularización masiva de naturales de la isla de hace unos años vino a dar  la razón a ésta teoría. Cuba fue forzada a una independencia que ni deseaba, ni comprendía. El Tratado de París separó a España de su posesión que fue representada por ¡Estados Unidos! sin voz ni parte. La alta traición de aquellos que aperturizaron la isla para tan fatal destino deben de ser juzgados por nuestra Ley de Memoria Histórica y puestos en el lugar que les corresponde, reivindicar la deuda económica que Estados Unidos tiene con España y pedir los daños y perjuicios que causaron que Cuba dejara de pertenecer a España para ir pasando de dictadura en dictadura hasta llegar a su empobrecimiento economico, político y social actual.






 No es un acto de imperialismo reincorporar un territorio separado por la fuerza. No es imperialista devolver a Cuba a su estatus quo anterior a 1899. Lo realmente injusto es permitir que nuestros territorios sigan en manos de sátrapas, personas no adeptas a la democracia, paises que no otorgan el mismo status que en territorio soberano. El imperialismo es establecer el dominio sobre un territorio que se supone pasa a ser una colonia, con muchas obligaciones pero apenas derechos. Cuba, Puerto Rico, Filipinas y Guam fueron apartados de manera injusta y a posteriori obligados a renunciar a sus raices hispánicas. Después vino todo lo que tuvo que venir. Sólo tienen que mirar en cualquier página de internet en que estatus se encuentran. Que nivel de desarrollo, Pib, derechos humanos, sanidad, educación tienen. Todo por un intervencionismo estadounidense que, lejos de conseguir convertirles en una Gran Nación, les convirtieron en juez y verdugo de un mundo que sigue evolucionando a un paso distinto al que desean imponer. Estados Unidos ya no es lo que era y nuestro derecho, nuestras autonomías tienen todo el derecho a la reincorporación sin ningún tipo de traba, ni obstáculo.





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